La mayoría de las personas anhelan tener una vida placentera y se esmeran en conseguir dinero para lograrlo. Sin embargo; son pocas las que obtienen este resultado, debido a que no mantienen una buena relación con el dinero.
¿Qué piensas del dinero? ¿Cómo lo usas cada vez que llega a tu casa? ¿Cómo lo ganas? En esta ocasión quiero compartir contigo lo que he aprendido y vengo realizando en los últimos años. Veamos.
La concepción que tienes del dinero es importante para definir tu relación con él. Muchas personas tienen una concepción negativa del dinero, e incluso piensan que son poco merecedoras de él o que no lo necesitan.
El dinero no es bueno ni malo, simplemente es importante en la forma en que es importante nuestra ropa, nuestra educación, nuestra vivienda. Si bien el dinero no es la felicidad en sí misma, nos permite obtener lo que necesitamos para vivir cómoda y placenteramente; para educar a nuestros hijos, para ayudar a nuestros seres queridos, para ayudar a personas menos afortunadas, para irnos de vacaciones, para pagar los servicios que requerimos, etc. La existencia del dinero en un hogar da seguridad a sus miembros. De hecho, tener dinero nos da tranquilidad, y eso contribuye a nuestra felicidad.
Hay personas que dicen: “a mí no me interesa el dinero”. Pero yo creo que quienes dicen eso dicen otras mentiras también. Porque yo estoy segura que si a esas personas se les ofreciera un aumento de sueldo, lo aceptarían. Ninguna diría: “no, no, muchas gracias, no lo quiero; mejor déselo a otra persona”. Aunque lo aceptaran para ayudar a los pobres, sí aceptarían el aumento.
Por supuesto que es necesario mantener la postura. El dinero es un sirviente. Nada más. Una herramienta con la cual podemos vivir mejor, asegurar nuestro presente y tener un futuro más prometedor. Por tanto, nos es útil considerarlo como un amigo que llega a nuestro hogar a servirnos.
Si tienes pensamientos negativos sobre él te recomiendo empezar a cambiarlos, de lo contrario él nunca hará amistad contigo, y difícilmente llegará a tu hogar.
Ahora bien, una vez que el dinero se ha convertido en tu amigo y llega a tu hogar, ¿Qué haces con él? Para mantener una buena relación con el dinero, además de tener un concepto positivo acerca de él, es necesario aprender a “tratarlo” como tratas a tu mejor amigo.
Como ilustración, imaginemos que quieres hacer amistad con Fernando. Quieres que él sea uno de tus mejores amigos, y que la amistad que formen sea franca y duradera. Tienes una valoración positiva sobre él y piensas que su compañía te favorecerá o te hará sentir bien y que tienen cosas en común que pueden compartir, como por ejemplo, tomar una clase, irse de vacaciones, llevar a los niños a un festival, etc.
Lo interesante del caso es que cuando Fernando llega a tu casa lo atiendes con mucho esmero, deseas que se quede el mayor tiempo posible porque disfrutas de su compañía.
Ahora, permíteme preguntarte. ¿Haces lo mismo con tu amigo dinero? ¿Disfrutas de su compañía? O, ¿una vez que llega a tu casa te deshaces de él rápidamente? ¿Lo distribuyes inmediatamente pagando a todos tus acreedores? Es necesario pagar nuestras cuentas. Sin embargo, más necesario aun es saber retener al dinero con nosotros. Al fin y al cabo, está en juego nuestro presente y nuestro futuro.
La manera más simple de retenerlo es pagándote a ti mismo primero. Al pagarte a ti mismo, dejas una parte del dinero que ganas contigo mismo y disfrutas de su presencia. Luego, puedes usar ese dinero sabiamente para que te produzca más dinero o usarlo en alguna buena oportunidad que se te presente; e incluso, si la situación lo amerita, puedes usarlo en caso de emergencia.
Según el experto financiero, Robert Kiyosaki, lo que cuenta no es cuanto ganas, sino con cuánto dinero te quedas y qué haces con él. Mientras que las personas pobres pagan a los demás primero y luego se quedan en déficit y tienen que trabajar duro nuevamente para obtener más dinero, las personas ricas se pagan a sí mismas primero, logrando crear un superávit, invierten ese dinero para que les produzca más dinero.
Ahora que hablamos de pagarnos a nosotros mismos primero para crear un superávit y tener dinero para invertir, es necesario tener en cuenta en qué y cómo manejamos nuestra inversión.
Es necesario saber que existen varias maneras de generar ingresos, algunos requieren de nuestra presencia física; otros, no. Cuando generamos ingresos con presencia física, intercambiamos tiempo por dinero, por esa razón es que si queremos más dinero tenemos que invertir más de nuestro tiempo. Cuando generamos ingresos sin nuestra presencia física, podemos alcanzar libertad financiera. Es decir, generamos suficiente dinero para cubrir nuestros gastos y gustos, y tenemos tiempo libre para hacer lo que queramos.
Como ves, mantener una buena relación con el dinero nos permite obtenerlo inteligentemente, mantenerlo y multiplicarlo, y con ello lograr una vida placentera y prosperidad. ¿Te atreves?
A tu servicio siempre,