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Como Desarrollar Relaciones Interpersonales Armoniosas y Duraderas
El hombre es un ser social por naturaleza. Estamos rodeados de personas donde quiera que nos encontremos; en el hogar, en el trabajo o centro de estudios, en el consultorio médico, en la parada del ómnibus, en el parque, etc.
La neurociencia ha descubierto que nuestro cerebro está diseñado para que seamos sociables. Esta es la razón por la que siempre influimos en la mente (y en el cuerpo) de los demás, al igual que los demás influyen en nosotros.
Para alcanzar prosperidad es necesario aprender a relacionarnos armoniosamente con las personas de nuestro entorno.
Sin embargo, por donde quiera que veamos podemos notar un déficit en el desarrollo armonioso de las relaciones interpersonales. De hecho, cada vez más notamos conflictos en las relaciones humanas, ya sea entre parejas, entre padres e hijos, entre colegas o compañeros de trabajo, entre amigos, socios de negocio, etc.
Este déficit trae como consecuencia la desmedida violencia y falta de paz existentes hoy en día, tanto en el núcleo familiar como social. Por ello nos urge tomar conciencia de que necesitamos aprender a relacionarnos armoniosamente con los que nos rodean, solo así podremos contribuir con la paz personal, familiar y social que tanto necesitamos.
Para lograr relacionarnos armoniosamente es preciso crear el hábito de comunicarnos efectiva y afectivamente con los demás.
Los seres humanos estamos inmersos en la comunicación como peces en el agua, generalmente nos movemos entre palabras y significados sin ser conscientes de esta dinámica. A través de la comunicación pensamos, transmitimos ideas, reflexionamos, nos expresamos, opinamos, nos peleamos e incluso nos distanciamos de lo que verdaderamente nos interesa.
Según sea la calidad de comunicación que mantengamos con una persona, dentro de un grupo (familiar, social o empresarial) así será la calidad de la relación que obtendremos. De hecho, si nos detenemos a pensar por un instante- todas las personas que consiguen un éxito sólido y un respeto duradero (ya sea en el campo laboral, empresarial, familiar o social) son personas que saben comunicar de manera efectiva -aun intuitivamente- sus ideas, propósitos y emociones.
Sólo conociendo –y practicando– los principios de una comunicación efectiva y afectiva podemos coordinar, enseñar, aceptar, dirigir… pero sobre todo lograr un clima propicio para alcanzar lo que realmente buscamos.
Para comunicarnos efectiva y afectivamente y desarrollar relaciones armoniosas y duraderas necesitamos, en primer lugar, aprender a escuchar activamente a los demás, con el propósito de conectarnos con ellos, y de esa manera entrar en empatía con nuestro interlocutor, que no es otra cosa más que “ponerse en los zapatos del otro”.
Escuchar activamente las emociones de los demás es tratar de «meternos en su pellejo» y entender sus motivos. Es escuchar sus sentimientos y hacerle saber que «nos hacemos cargo», es intentar entender lo que siente esa persona, entender su punto de vista, aunque no estemos de acuerdo, lo respetamos y podemos relacionarnos armoniosamente, por la sencilla razón de que al entrar en empatía hacemos sentir a los demás “que son importantes” “que nos interesan”, “que “respetamos su opinión o punto de vista”, aunque no estemos de acuerdo; y toda persona que se siente importante responde favorablemente a nuestros requerimientos. Toda persona que se siente escuchada está dispuesta a escuchar.
No se trata de mostrar alegría, ni siquiera de ser simpáticos, ni de aceptar o estar de acuerdo con la posición del otro. Escuchar activamente simplemente significa que somos capaces de ponernos en su lugar.
Para demostrar esta actitud podemos usar frases como: “entiendo lo que sientes”, “noto que…”, etc.
En segundo lugar, es necesario aprender a hablarles a las personas en su “propio idioma”. ¿Qué significa esto? Cada ser humano es diferente. De hecho, no existen dos seres iguales. Cada ser humano piensa, siente, actúa y reacciona de manera diferente. Asimismo, tiene prioridades, gustos e intereses diferentes que lo caracterizan. Estas características las expresa utilizando el lenguaje de manera muy peculiar, su propio lenguaje.
La segunda clave para desarrollar relaciones armoniosas y duraderas consiste en hablarles a las personas en su propio lenguaje. De allí que es necesario aprender a conocer a las personas.
Por ejemplo, para algunas personas decir “Dime a dónde vas” puede resultar ofensivo y para otras no. O, ¿A dónde vas? Puede resultar placentero para unas y para otras no, lo cual puede generar un conflicto. La única manera de evitar este conflicto y desarrollar relaciones armoniosas y duraderas es hablándoles a las personas en su propio lenguaje.
Una vez que hemos conectado con los que nos rodean y hemos entrado en empatía con ellos haciendo uso de nuestros dos oídos, ahora es el momento de expresarnos para comunicarnos efectiva y afectivamente. Y la manera de expresarnos con los demás después de escucharlos es usando el lenguaje que resuena en sus oídos, no en los nuestros.
Tenemos dos oídos y una sola boca. Por lo que la función de escuchar es doble que la de hablar. Si queremos que los demás nos escuchen, necesitamos aprender a escuchar a los demás y entrar en empatía con ellos. Luego, nuestras palabras resonarán en sus oídos cuando les hablamos en su propio idioma.
Una vez que los demás se sienten escuchados e importantes, harán lo posible por escucharnos y hacernos sentir importantes.
Te animo a poner en práctica estas dos claves para que tus relaciones interpersonales tanto familiares como sociales sean más armoniosas y duraderas. ¿Te atreves?
A tu servicio siempre,
Fortuna Alcocer.
Desarrolladora de Talleres de Exito y Prosperidad Integral
Desarrolladora de Talleres de Exito y Prosperidad Integral
Directora de Escuela de Prosperidad Shri Sama
Cómo Evitar Conflictos Comunicativos Con Los Que Nos Rodean
Estimad@ Lect@r,
¿Alguna vez has sentido que no eres comprendido al hablar o comunicarte con alguien de tu entorno? ¿Alguna vez te ha sucedido que crees que los demás no te escuchan? ¿Tus relaciones interpersonales no son como te gustaría que fueran? ¿Tienes conflictos al momento de comunicarte? ¿Crees que con fulano o zutano “no puedes hablar”?
Como lingüista, observo a menudo cómo el uso del lenguaje puede generar conflictos e interferir o facilitar el proceso comunicativo.
La mayoría de las veces cuando se genera un conflicto comunicativo se debe a que no utilizamos el lenguaje de los demás ni tampoco sintonizamos con su canal de comunicación.
Es decir, es como si uno estuviera escuchando una emisora de radio y los que nos rodean estuvieran escuchando otra emisora de radio. ¿Crees tú que pueda haber comunicación?
Para evitar conflictos comunicativos es preciso utilizar el lenguaje de los demás y sintonizar su canal comunicativo preferido. Cuando aprendemos a utilizar el lenguaje de los que nos rodean y, además, aprendemos a sintonizar con ellos utilizando su canal comunicativo, entonces evitamos conflictos y obtenemos mejores resultados de comunicación e interrelación.
Es por ello que voy a compartir contigo una clave que te va a ayudar a evitar conflictos comunicativos con los que te rodean y que al ponerla en práctica podrás mejorar tus relaciones interpersonales.
Pero antes de revelarte la clave, quiero que tengas siempre en cuenta que cada persona es diferente y que, según su tipo de comportamiento y cosmovisión, utilizará un lenguaje diferente así como también un tipo de canal comunicativo.
Y la clave para evitar conflictos es precisamente que aprendas a sintonizar con el canal comunicativo preferido de los que te rodean y les hables en su propio idioma. En otras palabras, necesitas convertirte en un camaleón lingüístico para sintonizar y estar en armonía con las personas de tu entorno.
En mi diaria observación utilizo básicamente cuatro tipos de comportamiento humano, a los que denomino azul rojo, verde, amarillo, por razones didácticas. Cada tipo utiliza un canal diferente prioritariamente, aunque todos utilizamos todos los canales en determinados momentos o circunstancias.
Debo aclarar que cuando digo canal comunicativo no me estoy refiriendo a los medios de comunicación que podemos emplear para transmitir un mensaje, como verbal o escrito, por ejemplo; sino más bien a la manera en que estructuramos el mensaje y lo emitimos.
Estos canales de comunicación, que según el doctor Taibi Kahler (1994), quien formuló la teoría del Modelo del Proceso de Comunicación (PCM, en inglés), son cuatro, son utilizados prioritariamente por cada tipo de comportamiento como veremos a continuación, y son los siguientes:
1. El Canal Directivo. Es aquel en donde lo que se expresa viene estructurado en forma de orden o mandato. Por ejemplo, “Dime a dónde vas”. Si lo vemos desde el punto de vista lingüístico, estamos frente a un imperativo, lo cual es utilizado para dar órdenes o mandatos.
Tal vez tú seas una persona roja que utiliza frecuentemente este tipo de canal, o quizás no. Quizás alguien a tu alrededor utiliza este tipo de canal. ¿Hay alguien que siempre hable dando órdenes a tu alrededor?
Lo importante es que si tú utilizas este tipo de canal, te des cuenta quien a tu alrededor también lo usa para que lo utilices con él/ella. También podrías utilizar este canal pero de manera suave con personas del tipo amarillo que necesitan que se les dé todas las indicaciones para realizar una actividad, con lo cual te lo agradecerán.
Dado que es un tipo de canal directo, las personas verdes o azules pueden reaccionar desfavorablemente a este tipo de canal, como sentirse ofendidas, atacadas, atemorizadas o frustradas y se bloquean o “se cierran”, con lo cual se rompe el proceso comunicativo y se genera el conflicto.
De hecho, cuando escuchamos a las personas que utilizan este tipo de canal sentimos o pensamos que “se imponen” que “son de carácter fuerte”, etc.
Solo el grupo de personas rojas esperan escuchar este tipo de canal y las amarillas se nutren de él. Es por ello necesario detectar cuál es el canal de comunicación de las personas que nos rodean para evitar conflictos o problemas de comunicación familiar, social o laboral. ¡Empieza ahora!
2. El Canal Interrogativo. Es aquel en donde lo que se expresa viene estructurado en forma de cuestionamiento o pregunta. Por ejemplo, ¿A dónde vas? Si lo vemos desde el punto de vista lingüístico, estamos frente a una estructura interrogativa, la cual es utilizada para requerir información o una idea u opinión.
Dado que este canal solicita información u opiniones, personas cuyo comportamiento innato está orientado a obtener información o dar sus opiniones lo utilizan para comunicarse, principalmente los verdes. Si tú utilizas este canal, probablemente esperas que los demás también lo utilicen. Es preciso detectar quiénes a tu alrededor lo utilizan y usarlo cada vez que quieras comunicarte con ellos.
Los verdes tienen una alta sensibilidad, y si te comunicas con una persona que utiliza este tipo de canal utilizando otro diferente, ella reaccionará desfavorablemente. Cerrará sus puertas al diálogo y posiblemente se genere un conflicto.
Y todo es cuestión de lenguaje. ¿No te parece?
3. El Canal Alimentador. Es aquel que satisface la necesidad de aprobación y afecto de las personas. Por ejemplo, “Siempre luces fantástica con ese vestido”. Desde el punto de vista lingüístico, estamos frente a una declaración afirmativa de aprobación, lo cual alimenta o satisface la necesidad de aprobación personal y/o de afecto que muchas personas tienen o necesitan para comunicarse efectivamente.
Es muy necesario detectar quién a tu alrededor utiliza este tipo de canal para que puedas utilizarlo con él/ella y no herir sus sentimientos y desarrollar buenas relaciones.
Asimismo, es necesario detectar quién no lo utiliza, ya que en el caso que utilices este canal con alguien que no es su preferido, entonces puede generarse un mal entendido e incluso un conflicto.
Por ejemplo, si tú le dices “Siempre luces fantástica con ese vestido” a alguien que utiliza este canal y te responde “Muchas gracias” y se siente feliz, entonces la comunicación ha sido efectiva. Pero si utilizas este canal con alguien que utiliza el canal directivo o interrogativo, esta persona podría tomarlo como “Sí, claro, el mismo vestido de nuevo”, con lo cual se puede sentir ofendida, disgustada y frustrada.
Hay personas que necesitan este tipo de canal. Personas que necesitan la aprobación y afecto de los que le rodean. Para las demás personas, esta frase puede resultar conflictiva.
Estoy segura que esta información te tiene encantada y motivada a ponerla en práctica para mejorar tus relaciones interpersonales. Me alegra compartírtela.
4. El Canal Emotivo. Este canal, como su nombre lo dice, se utiliza para mantener la emoción o interés de las personas. Por ejemplo, ¡Wow, Qué bonito vestido, María! Si lo vemos desde el punto de vista lingüístico, estamos frente a una interjección y exclamación. Con ello, lo que se logra es atraer o mantener la atención o el interés de la persona con la que queremos comunicarnos. En cierta forma es como alimentarle el “ego”.
Este tipo de canal funciona muy bien con los azules, el grupo de personas que se aburren fácilmente y que necesitan mantener un contacto fresco, ligero, jovial, alegre o juguetón.
Ante esta exclamación, las personas que utilizan este tipo de canal podrían responder con un “¡lindo!, ¿verdad?” Pero si utilizamos esta declaración ante personas que utilizan otro tipo de canal, como el interrogativo por ejemplo, podrían pensar o decir, “¿Qué hay de malo en mi vestido?” y generarse un conflicto.
¡Qué divertido aprender a jugar con las palabras para evitar conflictos y comunicarnos efectivamente! ¡Qué empiece la función!
Bueno, estimad@ lector, como hemos visto hasta aquí, la clave para resolver conflictos comunicativos en el hogar, centro laboral o social es bastante simple, sintonizar con el canal comunicativo de los que nos rodean y hablarles a las personas en su propio idioma. ¿Te atreves?
A tu servicio siempre,
Fortuna Alcocer.
Desarrolladora de Talleres de Exito y Prosperidad Integral
Directora de la Escuela de Prosperidad Shri Sama
Cómo Desarrollar La Inteligencia Social
Estimad@ Lect@r,
El ser humano es un ser social por naturaleza. Estamos rodeados de personas donde quiera que estemos; en el hogar, en el trabajo o centro de estudios, en el consultorio médico, en la parada del ómnibus, en el parque, etc.
La neurociencia ha descubierto que nuestro cerebro está diseñado para que seamos sociables. Esta es la razón por la que siempre influimos en la mente (y en el cuerpo) de los demás, al igual que los demás influyen en nosotros.
De hecho, Daniel Goleman en su último libro titulado Inteligencia Social hace referencia a la importancia del impacto de nuestras relaciones sociales en nuestra vida, en nuestra biología y en nuestra salud.
Para alcanzar prosperidad es necesario aprender a relacionarnos armoniosamente con los demás. Es por ello necesario aprender a desarrollar nuestra inteligencia social, que no es otra cosa que desarrollar la inteligencia que nos permite conocer y entender a los demás para desarrollar relaciones interpersonales armoniosas y duraderas.
La inteligencia social es una herramienta que nos servirá a lo largo de toda la vida al interactuar con los demás. Desarrollar tu inteligencia social te permitirá conocer a los demás y descubrir cómo piensan, cómo sienten, cómo se expresan, cómo actúan, e incluso, cómo reaccionan las personas de tu entorno.
Cuando conoces a las personas puedes ‘detectar’ buenos amigos o compañeros de trabajo, un buen socio de negocio, e incluso, a quien podría ser tu companer@ de toda la vida. También puede ayudarte a ‘detectar’ personas que te pueden hacer sufrir u originar algún tipo de problema.
La verdad es que si todos los seres humanos desarrolláramos un poquito la inteligencia social, habría menos sufrimiento y mejores relaciones interpersonales.
Se demuestra ser inteligentemente social cuando se desarrollan relaciones armoniosas y duraderas, se hacen amigos con facilidad, se es sensible a los cambios de humor, temperamento y sentimientos de los demás, se interpretan con precisión expresiones faciales o corporales, se coloca en el lugar del otro y se puede ver las cosas desde la perspectiva del otro, se comprende y respeta a los demás, pudiendo reconocer su punto de vista.
Asimismo, cuando se dirige y organiza a otros o se pertenece a clubes u organizaciones, se trabaja a gusto con otras personas, se escucha con atención, se sabe por qué las personas actúan en la forma en que lo hacen, etc.
Ser inteligente social incluye la habilidad para comprender y trabajar bien con otros; así como también la de expresarse a través del trabajo cooperativo y de tener destrezas de liderazgo.
Ahora bien, desarrollar la inteligencia social no significa que vas a dedicarte a solucionar los problemas de los demás.
Desarrollar la inteligencia social significa que tú vas a entender y comprender mejor a los que te rodean. Y cuando esto sucede, tus relaciones interpersonales mejoran.
¿Alguna vez has deseado que alguien que está a tu alrededor sea diferente? En realidad no podemos cambiar a nadie. De eso no se trata la inteligencia social. Pero si tú comprendes la sicología y actitud de los demás y respetas esa sicología y esa actitud, tus relaciones sociales mejorarán.
Si quieres que los demás cambien, es preciso que tú cambies primero, una frase muy cierta. Y para que este cambio se dé es preciso desarrollar la inteligencia social.
Ahora bien, la inteligencia social es medible y puede ser sujeto de mejoramiento continuo. Es todo un reto, tanto a nivel individual, social, organizacional y empresarial.
La violencia intrafamiliar, la violación de los menores, las niñas callejeras, etc. son producto de la ausencia de inteligencia social.
La dificultad para lograr acuerdos en los grupos de negociación de grupos rebeldes, es una clara demostración de que existe poca inteligencia social.
Los noticieros y los medios de comunicación todos los días están llenos de ejemplos de ausencia de inteligencia social.
Todo esto nos conduce a una ausencia de prosperidad. Esa es la razón por la cual es imprescindible aprender a desarrollarla.
Es necesario empezar a desarrollar la inteligencia social desde el hogar, en nuestros niños, jóvenes y adultos.
¿Cómo se desarrolla la inteligencia social?
La inteligencia social puede desarrollarse de varias maneras.
De acuerdo a mi experiencia, una de las claves del desarrollo de la inteligencia social es el autoconocimiento. Conócete a ti mismo y conocerás a los demás.
Cuando tú te conoces a ti mismo, es más sencillo empezar a conocer y a comprender a los demás.
Una de las claves del desarrollo de la inteligencia social es el aprender a conocer a las personas. Y una de las maneras de conocer a las personas es aprendiendo a conocer su forma de pensar, de sentir, de actuar y de reaccionar.
Otra de las maneras de desarrollar la inteligencia social es aplicando «La Regla de Oro». Es decir, tratando a los demás como a ti te gusta que te traten.
¿Quieres ser escuchado, respetado, valorado? Empieza a escuchar, respetar y valorar a los demás que luego ellos empezarán a escucharte, respetarte y valorarte. «Dar para recibir». Aprender a escuchar a las personas es una práctica sumamente valiosa que te permitirá además lograr una comunicación efectiva y afectiva.
También se desarrolla la inteligencia social interrelacionándonos con los demás y realizando una práctica constante de observación del comportamiento de las personas. Desarrollar la inteligencia social requiere conocer nuevas personas y descubrir su sicología.
Karl Albrectht nos propone un modelo que define como SPACE, compuesto por competencias y habilidades para tener éxito en las relaciones con otros.
Veamos.
Sensibilidad social, que es la habilidad de entender las situaciones del entorno y de interpretar el comportamiento de los individuos dentro de ese entorno. Él lo denomina el radar social.
Todos tenemos un radar social. Este permite a los seres humanos ‘detectar’ de manera intuitiva pensamientos y sentimientos incluso no expresados verbalmente.
Esa es la razón por la que algunos padres detectan alguna mentira o algún mal comportamiento de sus hijos sin que estos se lo digan, por ejemplo.
Presencia, a la que algunos denominan como comportamiento social: compuesto por las maneras sociales, la presentación personal, el lenguaje verbal y no verbal, el respeto de patrones culturales, la presencia personal, las posturas, los gestos.
El ser capaz de dejar una buena impresión, a la primera, ya que pocas veces hay una segunda oportunidad para dejar una buena impresión, es un buen ejemplo.
Autenticidad. El radar social de otras personas lee signos y mensajes que les permiten determinar si su comportamiento es auténtico y transparente. Es, por tanto, una colección de mensajes que facilitan una evaluación de la(s) persona(s) con la(s) cual(es) se está interactuando. La autenticidad genera confianza en la relación con otras personas.
Al actuar siempre con transparencia, sinceridad y honestidad y autenticidad estamos mostrando esta habilidad.
Claridad, que es la capacidad de comunicarse clara y transparentemente, lo cual es un elemento muy importante de la inteligencia social. Es la habilidad para expresar las ideas, ilustrar las mismas, transmitir información cuantitativa y cualitativa, la cual creará las condiciones para que exista cooperación y participación. Por tanto, la claridad contribuye al desarrollo de la inteligencia social, individual y colectiva.
Sin claridad no hay comunicación efectiva. Al comunicarnos efectiva y afectivamente estamos mostrando esta habilidad del desarrollo de la inteligencia social.
Empatía, la cual es la capacidad que permite conectarse con los sentimientos de los demás y de desarrollar intereses conjuntos.
La solidaridad, cooperación, generosidad y caridad son claros ejemplos de esta habilidad. ¿Eres generoso, caritativo, solidario? ¿Cooperas con los demás?
Daniel Goleman, por su parte, nos propone ocho habilidades a desarrollar, cimentadas en dos pilares: la Conciencia Social y la Aptitud Social.
La Conciencia Social vendría a ser el cúmulo de sentimientos que tenemos hacia los demás derivados de la capacidad cerebral que nos permite ser empáticos, y que estaría compuesta por lo que Goleman define como la empatía primordial, la sintonía, la exactitud empática y la cognición social. Por su lado, la Aptitud Social vendría determinada por lo que hacemos con esa conciencia social, es decir, nuestro comportamiento relacional y que estaría determinado por la sincronía, la presentación de uno mismo, la influencia y el interés por los demás.
Detallo a continuación estas habilidades.
Empatía Primordial: sería la capacidad que tiene cada persona para detectar las expresiones emocionales o sentimientos de los demás.
¿Eres capaz de darte cuenta si alguien a tu alrededor esta triste, feliz, preocupado, estresado, etc.?
Sintonía: viene a ser la capacidad que tenemos de prestar atención al otro desarrollando una escucha activa y completa. Cuando esta atención es mutua es cuando se produce un auténtico diálogo interpersonal.
¿Escuchas a tus hijos, pareja, compañeros de trabajo, vecinos, etc.?
Exactitud Empática: esta habilidad viene determinada por la capacidad de comprender los motivos que están detrás de los sentimientos detectados a través de la empatía primordial y la sintonía.
Esto requiere una alta comprensión y conocimiento de los demás.
Por ejemplo, ¿eres capaz de detectar la razón por la que una persona alcohólica se suma en el alcoholismo?
Cognición Social: consiste en el conocimiento del funcionamiento político de la organización, del conocimiento de las reglas que rigen el funcionamiento de un grupo.
¿Eres consciente de las reglas que rigen en tu hogar, centro de estudios o centro laboral?
Sincronía: capacidad de interpretar rápidamente los signos no verbales y que nos permite “danzar”, interactuar al unísono con el otro.
Esta habilidad te permite reconocer si alguien te esta escuchando interesadamente o con aburrimiento, o si alguien te esta mintiendo. ¿Sabes que también puedes detectar con el lenguaje no verbal o corporal si tu pareja te es fiel o infiel? ¿Eres capaz de reconocerlo?
Presentación personal: capacidad de transmitir la impresión adecuada de nosotros mismos según las circunstancias. El carisma es una de sus características.
La forma como te vendes ante los demás juega un rol imprescindible en tus relaciones interpersonales y en tu prosperidad. ¿Cómo te vendes a ti mismo? ¿Utilizas marketing de impacto?
Influencia: consiste en causar en el otro una impresión favorable que incite a la fiabilidad y a la amabilidad y con ello se consiga el resultado deseado.
Todos influimos en los demás de alguna manera, tanto positiva como negativamente. Influir positivamente te permite ser percibido como alguien atrayente e influyente y como alguien de valor. Ser percibido como alguien de valor te posiciona como experto y te permite alcanzar prosperidad.
¿Tienes la habilidad de convertirte en un Imán de Atracción?
Interés por los demás: refleja las ganas de comunicarnos, de relacionarnos con el otro para así entenderle mejor y poder desarrollar alguna acción social.
¿Te interesas genuinamente por los demás? Ten presente que el radar social de las personas detectan esta genuinidad. Hazlo frecuentemente.
Todas estas características se hacen necesarias en el núcleo familiar, de estudios y laboral o empresarial para potenciar de esa forma la competitividad de sus miembros y sus resultados, para dinamizar las relaciones familiares, amicales y laborales, y en el desempeño de los líderes espirituales y empresariales que han de gestionar esas relaciones.
¿Te gustaría que tus padres, amigos y líderes espirituales y empresariales tuvieran estas habilidades? ¿No crees que sería necesario que tú también las tengas o desarrolles?
Todas las formas de relaciones humanas tienen una estructura bien marcada: la familia (padre, madre e hijos), los amigos (líder, seguidores), la empresa (jefe, empleados), la escuela (direct@r, maestros, alumnado). Y en dichas estructuras es esencial ser inteligente socialmente hablando, ya que ello conllevará unas relaciones más saludables, armoniosas y duraderas para todos.
Te invito a poner en práctica todas estas habilidades del desarrollo de la inteligencia social. Puedes empezar a desarrollar una habilidad y luego otra.
A tu servicio siempre,
Fortuna.