Que es Prosperidad Integral

Estimado/a Amigo/a,
Quiero empezar a compartir contigo en este blog definiendo que es prosperidad integral.
Desde mi punto de vista, siento a la prosperidad integral como la suma de tres elementos: salud + amor + dinero. Y cada uno de estos elementos conforma un flujo continuo y constante de energía.
 
 El amor es energía, la fuerza que nos mueve. La salud, es el estado en el que nuestra energía fluye libremente alimentando nuestras células.
El dinero es la energía materializada de nuestros pensamientos.
 Para alcanzar prosperidad integral es necesario que mantengamos el flujo de energía continuo y constante; es decir, que mantengamos un balance entre el amor, la salud y el dinero.
Para sentir este balance es necesario caminar sobre cuatro pilares: el autoconocimiento, la inteligencia social, la formación financiera y la aplicación del marketing de impacto.
Cuando tú empiezas a ver en tu interior, a conocerte a ti mismo, puedes determinar tu identidad (quién eres) y descubrir el propósito de tu vida, que es el descubrimiento más trascendental que puedes tener durante tu existencia, ya que con ello, vas a poder trazar tu proyecto de vida y saber ciertamente hacia dónde vas, qué es lo que realmente quieres.
Al mirar hacia dentro de ti mism@ podrás también descubrir tus fortalezas, debilidades, necesidades, así como también descubrir tu paradigma mental, tu cosmovisión, tu manera de pensar, con el propósito de enriquecerlo o reestructurarlo –según el caso– para  que tu mente genere los pensamientos que necesitas para prosperar y ser feliz.
Adicionalmente, al ver en tu interior y conocerte a ti mismo, puedes conocer a los demás. Puedes conocer cómo piensan, sienten, actúan, reaccionan las personas de tu entorno; con lo cual puedes sentir que las comprendes mejor, y, con ello, desarrollar relaciones armoniosas y duraderas.
Podrás también descubrir sus debilidades y necesidades, las cuales te pueden servir de base para crear activos utilizando tus habilidades y cumpliendo tu propósito de vida.
Luego, poniendo en funcionamiento un sistema generador de ingresos y aplicando estrategias de marketing para satisfacer a la mayor cantidad de personas con el activo creado, podrás crear la realidad financiera que anhelas, con lo cual, créeme, te sentirás autorealizado y feliz. ¿Te lo imaginas?
Cuando tú logras suplir las necesidades de las personas, dando lo mejor de ti, haciendo sentir tu amor a los demás, los demás te dan amor, lo cual se ve materializado por el dinero obtenido de las compras que ellas realizan. ¿Resuena esto como cánticos celestiales en tus oídos? En verdad te digo que esa es la mejor manera de alcanzar prosperidad económica hoy en día.
 
Ahora bien, permíteme decirte que esto es un proceso que se va dando a medida que empiezas a caminar por los cuatro pilares de la prosperidad, por lo que no es algo que se obtiene de un día para otro. Sin embargo, es algo alcanzable.
De hecho, ser prósperos y felices es nuestro derecho. Dar los pasos que nos conducen a la prosperidad y felicidad es nuestra responsabilidad. ¿Estás list@ para darlos?
 
¿Te imaginas cómo cambiaría tu vida teniendo amor, salud y dinero, alcanzando la prosperidad integral que tanto anhelas?
 
Descarga el minicurso “Aprendiendo A Ser Próspero” que te revela el conocimiento que necesitas para alcanzar prosperidad el día de hoy. Descárgalo desde este enlace.
A tu servicio siempre,
Fortuna.

Como Desarrollar Relaciones Interpersonales Armoniosas y Duraderas

El hombre es un ser social por naturaleza.  Estamos rodeados de personas donde quiera que nos encontremos; en el hogar, en el trabajo o centro de estudios, en el consultorio médico, en la parada del ómnibus, en el parque, etc.
La neurociencia ha descubierto que nuestro cerebro está diseñado para que seamos sociables. Esta es la razón por la que siempre influimos en la mente (y en el cuerpo) de los demás, al igual que los demás influyen en nosotros.
Para alcanzar prosperidad es necesario aprender a relacionarnos armoniosamente con las personas de nuestro entorno.
Sin embargo, por donde quiera que veamos podemos notar un déficit en el desarrollo armonioso de las relaciones interpersonales. De hecho, cada vez más notamos conflictos en las relaciones humanas, ya sea entre parejas, entre padres e hijos, entre colegas o compañeros de trabajo, entre amigos, socios de negocio, etc.
Este déficit trae como consecuencia la desmedida violencia y falta de paz existentes hoy en día, tanto en el núcleo familiar como social. Por ello nos urge tomar conciencia de que necesitamos aprender a relacionarnos armoniosamente con los que nos rodean, solo así podremos contribuir con la paz personal, familiar y social que tanto necesitamos.
Para lograr relacionarnos armoniosamente es preciso crear el hábito de comunicarnos efectiva y afectivamente con los demás.
Los seres humanos estamos inmersos en la comunicación como peces en el agua, generalmente nos movemos entre palabras y significados sin ser conscientes de esta dinámica. A través de la comunicación pensamos, transmitimos ideas, reflexionamos, nos expresamos, opinamos, nos peleamos e incluso nos distanciamos de lo que verdaderamente nos interesa.
Según sea la calidad de comunicación que mantengamos con una persona, dentro de un grupo (familiar, social o empresarial) así será la calidad de la relación que obtendremos. De hecho, si nos detenemos a pensar por un instante- todas las personas que consiguen un éxito sólido y un respeto duradero (ya sea en el campo laboral, empresarial, familiar o social) son personas que saben comunicar de manera efectiva -aun intuitivamente- sus ideas, propósitos y emociones.
Sólo conociendo –y practicando–  los principios de una comunicación efectiva y afectiva podemos coordinar, enseñar, aceptar, dirigir… pero sobre todo lograr un clima propicio para alcanzar lo que realmente buscamos.
Para comunicarnos efectiva y afectivamente y desarrollar relaciones armoniosas y duraderas necesitamos, en primer lugar, aprender a escuchar activamente a los demás, con el propósito de conectarnos con ellos, y de esa manera entrar en empatía con nuestro interlocutor, que no es otra cosa más que “ponerse en los zapatos del otro”.
Escuchar activamente las emociones de los demás es tratar de «meternos en su pellejo» y entender sus motivos. Es escuchar sus sentimientos y hacerle saber que «nos hacemos cargo», es intentar entender lo que siente esa persona, entender su punto de vista, aunque no estemos de acuerdo, lo respetamos y podemos relacionarnos armoniosamente, por la sencilla razón de que al entrar en empatía hacemos sentir a los demás “que son importantes” “que nos interesan”, “que “respetamos su opinión o punto de vista”, aunque no estemos de acuerdo; y toda persona que se siente importante responde favorablemente a nuestros requerimientos. Toda persona que se siente escuchada está dispuesta a escuchar.
No se trata de mostrar alegría, ni siquiera de ser simpáticos, ni de aceptar o estar de acuerdo con la posición del otro. Escuchar activamente simplemente significa que somos capaces de ponernos en su lugar.
Para demostrar esta actitud podemos usar frases como: “entiendo lo que sientes”, “noto que…”, etc.
En segundo lugar, es necesario aprender a hablarles a las personas en su “propio idioma”. ¿Qué significa esto? Cada ser humano es diferente. De hecho, no existen dos seres iguales. Cada ser humano piensa, siente, actúa y reacciona de manera diferente. Asimismo, tiene prioridades, gustos e intereses diferentes que lo caracterizan. Estas características las expresa utilizando el lenguaje de manera muy peculiar, su propio lenguaje.
La segunda clave para desarrollar relaciones armoniosas y duraderas consiste en hablarles a las personas en su propio lenguaje. De allí que es necesario aprender a conocer a las personas.
Por ejemplo, para algunas personas decir “Dime a dónde vas” puede resultar ofensivo y para otras no. O, ¿A dónde vas? Puede resultar placentero para unas y para otras no, lo cual puede generar un conflicto. La única manera de evitar este conflicto y desarrollar relaciones armoniosas y duraderas es hablándoles a las personas en su propio lenguaje.
Una vez que hemos conectado con los que nos rodean y hemos entrado en empatía con ellos haciendo uso de nuestros dos oídos, ahora es el momento de expresarnos para comunicarnos efectiva y afectivamente. Y la manera de expresarnos con los demás después de escucharlos es usando el lenguaje que resuena en sus oídos, no en los nuestros.
Tenemos dos oídos y una sola boca. Por lo que la función de escuchar es doble que la de hablar. Si queremos que los demás nos escuchen, necesitamos aprender a escuchar a los demás y entrar en empatía con ellos. Luego, nuestras palabras resonarán en sus oídos cuando les hablamos en su propio idioma.
Una vez que los demás se sienten escuchados e importantes, harán lo posible por escucharnos y hacernos sentir importantes.
Te animo a poner en práctica estas dos claves para que tus relaciones interpersonales tanto familiares como sociales sean más armoniosas y duraderas. ¿Te atreves?
A tu servicio siempre,
Fortuna Alcocer.
Desarrolladora de Talleres de Exito y Prosperidad Integral